
Realmente la idea que traigo esta semana no se centra tanto en escribir como en leer, que al final son una extensión de la misma actividad, la otra cara de la moneda. Comprender y ser comprendidos.
Y es que dirigir nuestra vista a los libros en la situación actual parece ganar aún más atractivo ya que, como aseveran mentes más lúcidas, esta actividad es junto a viajar la mejor forma de comprender y admirar las maravillas de este mundo. En este caso a través de la imaginación y el ingenio de otra persona.
OBRAS COMPLETAS
La idea de este post ha surgido gracias a la sugerencia del autor del libro que acabo de terminar. Éste no es otro que Joseph Campbell, gran pensador enfrascado en la investigación de como los mitos ayudan a dar sentido al mundo.
Pues bien, Campbell sostiene que cuando un autor capta tu atención, cuando su visión de la vida te parece sugerente, no debes caer en el error de abandonarlo, de quedarte con un breve compendio de sus pensamientos y pasar rápidamente a otro, impulsados por esa búsqueda continua de novedades, de acumular experiencias que es el sino de nuestro tiempo.
No. Su propuesta es que nos empapemos de su obra, que leamos todo lo que caiga en nuestras manos de su autoría, recorriendo así todo el camino que ese pensador/escritor ha dedicado a plasmar el mundo.
Me ha parecido un consejo muy interesante. De hecho creo que voy a hacerle el «honor» de comenzar precisamente por sus libros.
PÍLDORAS DE SABIDURÍA
Claro está, la voluntad de asimilar estas potentes ideas no estaría completa sin apuntar aquellas nociones más relevantes, esas frases inspiradoras que nos ayudarán a seguir creciendo y a las que poder volver en el futuro.
En este proceso también podemos añadir algo de creatividad, usar una tinta diferente para cada autor o bien una para nuestros propios pensamientos y otra para citas textuales. Aprovechar para practicar un nuevo tipo de letra que nos «obligue» a estar realmente concentrados en lo que estamos escribiendo o quizás adornar un poco la página.
Aquí una breve muestra de esta fructífera interacción entre lectura/aprendizaje y escritura.
Mi opinión, y experiencia, es que esta práctica no tiene que restringirse a las obras de carácter más sesudo como ensayos o textos académicos. De hecho, recientemente leí otra sentencia que expresaba que las ideas, incluso las más teóricas y complejas, se transmitían mejor, conectaban más profundamente con las personas, en forma literaria, a través de un relato.
Así, cualquier autor, con el más diverso tipo de obra, transmite su particular cosmovisión. Y esto, viniendo de alguien que ha dedicado mucho tiempo de su vida a pensar, a buscar coherencia y sentido, tiene gran valor ya compartamos o no entorno cultural, ideología o religión.
Como ejemplo me viene a la mente mi relación con la serie de novelas protagonizadas por el Capitán Alatriste, de Pérez Reverte. En un principio las típicas obras de aventura histórica, de capa y espada, pero que de cierta manera transmiten las coordenadas éticas del propio autor reflejadas en ese héroe impávido, peligroso, inmoral y moral al mismo tiempo.
Además me supuso el estímulo que necesitaba para recuperar el interés por la historia tras varios años de abandono, gracias al sublime retrato que hace la España del siglo de oro a través de las diversas facetas en que se centra cada obra de la serie: el ejército, el teatro, el flujo de oro proveniente de América (y su despilfarro) o el tétrico poder de la inquisición.
Por último, también han venido a mi mente frustrados intentos de realizar ese recorrido por la obra de ciertos autores que me parecieron especialmente inspiradores. Fueron en algunos casos dejadas a medias, como la de Vargas Llosa o García Márquez, y otras apenas comenzadas, como la de Salman Rushdie.
¿Cómo puede llegar a enriquecer nuestra vida sumergirnos por un tiempo en las obras claves de un autor de ésta talla?

Y tú, querido lector/a ¿tienes algún autor fetiche que te haya marcado especialmente?, ¿alguien que con sus obras haya producido un cambio real en ti?
Nos seguimos leyendo en estas páginas. Hasta pronto.
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