En esta entrada repasamos quiénes y por qué han prohibido libros a los largo de la historia, listando las obras más relevantes que sufrieron dicha censura.
“Usted es escritora. Invéntese algo. Algo bonito, sin olor a vodka y a sangre… algo no tan terrible como la vida”. Tremendo el mensaje que esconde esta «sugerencia» que le soltó un censor a la escritora ucraniana y Premio Nobel Svetlana Alexievich. Y es que también los censores, actores secundarios de este artículo, son humanos con esperanzas y temores.
Y hablando de temores ¿cuáles son esos miedos qué llevan a una sociedad a intentar taponar el flujo de conocimiento, de pensamientos, que supone un libro?
Puede que aquellos deriven de la capacidad que tienen las ideas de propagarse en una sociedad como si de un virus se tratase. Diferentes ideas compiten por lograr «contagiar» al mayor número de personas, y cuanto mayor sea su capacidad de transmisión debido a la novedad del mensaje o lo atractivo de su propuesta, más poder encierran. Poder real del que a veces no somos conscientes, y es que en muchas ocasiones, si no en todas, la realidad física ha sido previamente configurada en la mente.
Quiénes, y por qué, han prohibido libros
Desde la invención de la escritura, la forma más poderosa y fiable de transmisión de ideas han sido los libros. Por tanto no es de extrañar que estos sufran una especial atención por aquellos que detentan el poder ya que la expansión de ciertas ideas puede llevar incluso al derrumbe del régimen establecido, algo que se ha visto repetidamente a lo largo de la historia.
La censura por parte del estado
En cuanto a quiénes ejecutan la prohibición/censura de libros, dado que en última instancia y de forma constante a lo largo de territorios y épocas, la dominación social se ha materializado en forma estatal, éste (el Estado) ha sido el principal agente de censura. Como representante y guía de la comunidad, se consideraba responsable del modelado ético de la misma.
Es cierto que otras instituciones, como iglesias/comunidades religiosas o partidos políticos también han promovido censuras, pero su efectividad depende en última instancia de su capacidad para influir sobre el poder político del momento.
motivos para censurar libros
Las razones que han motivado la retirada de la circulación de ciertas obras son, en primer lugar y de forma más contundente, el sostener planteamientos que de una forma u otra amenazan las ideas políticas/religiosas que sostienen el sistema. No hay que olvidar que hasta época reciente ambos ámbitos han estado muy ligados, manteniéndose todavía esta estrecha relación en diversos países.
Con un grado menor de «peligrosidad» para el autor, la censura se ha ejercido también sobre aquellos libros que se adentran en terrenos prohibidos por la cultura, la moralidad y la decencia, todo ello de nuevo determinado en gran medida por la tradición religiosa correspondiente. En definitiva, los parámetros asumidos como aceptables por la «opinión mayoritaria».
Para terminar este capitulo, señalar que aunque hay quienes sostienen que la censura ejerce una especial fascinación por parte del público sobre los libros que la sufren, aumentando notoriamente la atención sobre ellos y su potencial difusión, lo cierto es que si el Estado aplica todo su poder, por ejemplo en la España de los s. XVI-XVII para tratar de evitar la llegada de obras de autores protestantes, la barrera puede tener una considerable eficacia y duración en el tiempo.
La censura a lo largo de la historia
La larga historia de la censura de libros muestra gran diversidad, como veremos a continuación.
la censura en la antigüedad
Podemos empezar señalando, como recuerda Werner Fuld en su Breve historia de los libros prohibidos, que la primera quema de libros documentada ocurrió en Roma. El primer emperador, Augusto, impulsó en los años previos al cambio de era la eliminación de escritos proféticos que pudiesen cuestionar su llegada al poder.
También en Roma no tardó mucho en prohibirse el libro de libros: la Biblia. Una decisión más en el intento de impedir la expansión del cristianismo por el Imperio. En todo caso, no nos sorprenderá que los textos sagrados de diversas religiones hayan sido históricamente prohibidos, o al menos su difusión muy mal vista, en territorios con una religión dominante diferente, siendo también el caso del Corán y la Torá.
la censura en la edad media y renacimiento
Por su parte, la Iglesia Católica también practicó la censura, de una forma metódica y prolongada en el tiempo, contra todas aquellas ideas que se enfrentaban a su fe, tanto desde un punto de vista religioso como filosófico o científico.
El instrumento que utilizó fue el Index librorum prohibitorum, en español Índice de libros prohibidos, una lista con publicaciones consideradas perniciosas para la fe y que los católicos (muchas veces asimilados con la totalidad de la población de un país) no estaban autorizados a leer. Fue promulgado por primera vez a petición del Concilio de Trento en 1564, siendo la última edición la de 1948.
En este índice fueron censuradas, entre otras, las obras de importantes escritores y pensadores como Erasmo de Róterdam, François Rabelais, Giordiano Bruno o Thomas Hobbes.
Otro momento que sirve de ejemplo de gran potencia simbólica, así como de la importancia para la pérdida de conocimiento que pueden suponer ciertas explosiones de intolerancia, lo encontramos en la «hoguera de las vanidades» promovida por el monje Girolamo Savonarola en la Florencia de 1497. Reformador religioso radical, pretendía purificar por el fuego la corrupción de costumbres entre cuyos instigadores estaban ciertos libros portadores de ideas paganas o no piadosas. Dado que Florencia había sido un foco fundamental del resurgir del conocimiento antiguo (Renacimiento), es probable que textos importantes de esa tradición se convirtiesen en cenizas para siempre.
censura de libros en tiempos modernos
Pero también existen formas más refinadas de control, como la practicada en la Francia del siglo XVIII: la censura se asimila a un sello de calidad que acreditaba que una obra tenía el nivel suficiente, y los contenidos apropiados, para ser aprobados por la autoridad real. De hecho, la figura de los censores de la época compartía rasgos con los editores al actuar en cuestiones de estilo, gramática y ortografía, aparte de la necesaria adecuación del texto a los esquemas morales de la época.
Ya en el siglo XX, la imagen más icónica de censura del mundo contemporáneo es la quema de libros de la Alemania Nazi. Tiene lugar instigada por el partido Nazi en 1933: se realizó en 70 ciudades y escandalizó al mundo, lo que llevó a adoptar otras formas de eliminación del pensamiento considerado nocivo para el régimen.
Para Guenter Lewy en Harmful and Undesirable, es decir, «Pernicioso e indeseable» (así era como se definían los libros que había que eliminar de la circulación), la censura ejercida durante el Tercer Reich una vez Hitler alcanza el poder, se realizó de forma asistemática e ineficiente, con feudos burocráticos actuando de forma independiente
Los libros prohibidos incluían los que extendían cierta corrupción moral; los de ideas marxistas, pacifistas o confesionales, los percibidos como perjudiciales para el espíritu militar o la moral del pueblo alemán, así como los que cabían en la amplia fórmula residual de «no estar a la altura de lo que se esperaba en la nueva Alemania». Además, estaba la lucha contra todo lo que se sospechase de procedencia judía. Autores de talla mundial como Kafka, Thomas Mann, Freud o Albert Einstein vieron sus obras (y en ocasiones sus personas) perseguidas.
La censura continuó en el bloque comunista de formas más disimuladas o retorcidas. De hecho, en ciertos países afirmar que existía censura podía conducir a la carcel. Ésta se ejercía con una forma de asfixiante mecenazgo en el que los censores del régimen, personas cultas orgullosas de la labor que realizaban para lograr el triunfo de los ideales comunistas, establecían estrechas relaciones personales con los escritores cuyas obras «supervisaban».
¿Qué libros han sido prohibidos?
Veamos ahora un listado de libros famosos, muchos de ellos con una importancia decisiva en el ámbito de la literatura, la ciencia o las ideas que han sido prohibidos, ordenados según el nivel de peligrosidad «percibido» por los censores:
obras que amenazan el orden establecido
En primer lugar encontramos aquellas obras portadoras de ideas que podrían hacer «saltar por los aires» los paradigmas o consensos sobre los que se asienta la visión del mundo que sostiene la sociedad del momento, ideas peligrosas que había que intentar combatir por todos los medios; demonizándolas, ridiculizándolas o prohibiéndolas:
- El príncipe, Maquiavelo (1532). Esta polémica obra publicada de forma póstuma es considerada herética tanto por católicos como por protestantes al defender la independencia del poder político (cínico y práctico) de cualquier autoridad religiosa y principio moral.
- Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, Galileo Galilei (1632). El debate protagonizado por dos personajes de ficción acerca de la validez de los dos paradigmas sobre el papel de la Tierra en el universo; el Ptolemaico que la considera inmóvil en su centro y el Copernicano que aboga por que ésta se mueve como un planeta más, le costó a su autor la condena inquisitorial a cadena perpetua domiciliaria y la inclusión de su libro entre el Index de publicaciones prohibidas hasta 1822.
- Origen de las especies, Charles Darwin (1859). En esta obra el científico inglés madura ideas que se encontraban en el ambiente de la época para concretar una teoría de la evolución de la vida mediante la selección natural que aún sigue vigente. Eso sí, comprometía totalmente la interpretación creacionista católica, lo que le provocó la censura por parte de la iglesia, vigente en la mayoría de países europeos durante buena parte del XIX.
- Mein Kampf, Adolf Hitler (1935). La visión de lo que debería ser el futuro de Alemania, impregnada de valores como militarismo, expansionismo y antisemitismo, se convirtió en una publicación maldita, proscrita en todo el mundo democrático occidental tras ver la locura que el intento de hacer realidad sus postulados trajo consigo. Según la Wikipedia, en 2016, tras la expiración de los derechos de autor en poder del gobierno del estado de Baviera, Mein Kampf se volvió a publicar en Alemania por primera vez desde 1945.
libros que fomentan la disensión interna
En un segundo nivel de peligrosidad se hallan las publicaciones que muestran los aspectos más polémicos o contradictorios de ciertos sistemas políticos. Obviamente, los poderes que se dan por aludidos ejercen rápidamente su capacidad censora:
- Rebelión en la granja, George Orwell (1945). Un clásico que, en forma de sátira, ridiculiza los movimientos revolucionarios (comunistas) que sustituyen una clase dominante insensible y represora por otra, en teoría salvadora, que acabará mostrando los mismos comportamientos. Censurado en varios países de ideología comunista.
- Las uvas de la ira, John Steinback (1939). Crudo retrato de la explotación laboral que se extendió por el ámbito rural de ciertos territorios estadounidenses durante la Gran Depresión. Prohibido en varios estados de dicho país.
- Sin Novedad en el frente, E. M. Remarque (1929). Visión desmitificadora y terrible del sufrimiento que provocó la guerra a los combatientes de la guerra de trincheras en que se convirtió el frente occidental durante la I.G.M. Prohibido en la Alemania Nazi por socavar el patriotismo y el espíritu bélico.
libros TRANSGRESORES DE LA MORALIDAD
Finalmente encontramos obras que generan polémica por su carácter transgresor de las normas sociales. Aunque pueden crear gran revuelo generalmente suponen un escándalo temporal a la moral de una época o a cierto tipo de creencias que pretenden superar:
- Justine, Marqués de Sade (1787). La impactante obra que llevó al polémico marqués a ser recluido de por vida en una institución mental, expone con brutalidad los abusos sexuales cometidos sobre la virtud personificada que, en busca de la protección de diversas instancias, no halla más que violencia y cinismo.
La cruda denuncia de un régimen en el que los virtuosos eran continuamente pisoteados por los triunfantes; amorales y viciosos, supuso un escándalo que pagaron tanto el autor como la obra. - La Regenta, Leopoldo Alas ‘Clarín’ (1884). Una de las obras cumbres de la literatura española del XIX fue prohibida durante el franquismo por su ácida crítica al clero y al corrupto sistema político de la época.
- Trópico de Cáncer, Henry Miller (1934). Esta novela ha sido una de las que más juicios ha tenido por su contenido en Estados Unidos donde necesitó 30 años para lograr publicarse. El libro relata de forma ácida y gamberra las vivencias bohemias del protagonista en el París en los años previos a II Guerra Mundial; sus reflexiones acerca del sexo, las relaciones o el capitalismo. Su estilo y lenguaje, asociado a la generación beat, busca provocar para llevar los límites sociales un paso más allá.
- El guardián entre el centeno, J.D. Salinger (1951). Curioso el caso de esta obra que, en los Estados Unidos, donde ha sido prohibido por el lenguaje provocador y las connotaciones sexuales no apropiadas para su protagonista adolescente, también se ha usado profusamente como lectura recomendada en las escuelas. Como anécdota, era el libro que llevaba encima David Chapman en el momento de ser apresado tras asesinar a John Lennon.
- Lolita, Vladimir Nabokov (1985). La perturbadora historia de un profesor de literatura que se casa sólo por tener acceso a la hija de 12 años de su mujer, Lolita. Incesto, sentimiento de culpa y violencia intrafamiliar configuran una novela polémica desde su concepción que fue prohibida en diversos países.
- Los versos satánicos, Salman Rushdie (1988). La onírica y voluptuosa novela del escritor indio realiza ciertas interpretaciones consideradas heréticas e irrespetuosas por el islam que supusieron su condena a muerte por el dirigente iraní el Ayatolá Jomeini.
- Harry Potter y la piedra filosofal, J.K. Rowling (1997). Terminamos con la famosa saga del mago adolescente para ejemplificar una curiosa motivación para la censura. Como otros libros de la saga, éste ha sido prohibido por promover la brujería y las prácticas esotéricas (alquimia).
La inventiva del ser humano siempre explorando nuevos territorios, la mayoría encajan con los valores dominantes mientras que otros se aventuran fuera de los límites consentidos, autores dispuestos a pagar el precio por aportar a la humanidad su particular visión acerca de nuestras sociedades o del mundo.
¿Tendrán que seguir pagando estos transgresores dicho precio por exponer sus ideas? Puede que el intento de controlar ideas percibidas como peligrosas sea tan inherente a las comunidades humanas que la propia censura, en sus diversas variantes, sea algo difícil de erradicar.
Y tú, querido lector o lectora ¿conoces alguna otra obra que haya tenido «problemas» por defender ciertas ideas?
Esperamos vuestras contestaciones en ésta, la casa de los aficionados a la escritura.
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