¿Por qué escribir un diario?
Cesare Pavese, Franz Kafka, Alejandra Pizarnik, Virginia Woolf, Fernando Pessoa, Gil de Biedma… ¿qué tienen en común estos grandes escritores de la historia de la literatura universal? Además de ser autores de algunas de las obras más importantes de nuestra época, todos ellos escribían habitualmente un diario.

Y es que ésta es una de las formas de expresión íntima, artística y estética más practicada a lo largo de la Historia. Aunque solo en algunos casos llegan a ser tan populares como novelas o poemarios (El Diario de Ana Frank, por ejemplo), lo cierto es que hay algo de mística en escribir un diario a mano que hace que todos estos autores hayan dedicado largo tiempo a plasmar su día a día en unas hojas en blanco.
Más allá de ser un producto literario, esta práctica puede llegar a ser casi una terapia y, desde luego, una muy buena forma de invertir el tiempo en uno mismo y reconocerse en lo escrito.
Antes de decidirnos a emprender, cuestiones como; ¿para qué escribir un diario? ¿cómo empezar? ¿cuánto tiempo hay que dedicarle cada día? ¿qué materiales necesito?, son habituales y hasta necesarias. Responderlas nos puede ayudar a conocer cómo esta sugerente afición puede encajar con nosotros.
Un poco de historia sobre los tipos de diario
Sus practicantes reconocen que se empieza por dos motivaciones principales: con el objetivo de ordenar ideas y reflexiones en un formato duradero para la posteridad, o bien como ejercicio de expresión y autoconocimiento que acaba generando una mejor su situación emocional.
Esto no quiere decir que sean las únicas validas, pero sí las más comunes, estando por ello detrás de los dos tipos de diarios más prácticados:
Diarios públicos
Quienes escriben estos tipo de obra tienen la certeza o el objetivo de que estos sean publicados, bien en vida, bien cuando ya no estén.
Aunque esto pueda parecer irrelevante, la teoría de la literatura demuestra que las personas que tienen esa idea en mente escriben de un determinado modo: evidentemente, piensan en un posible futuro lector y eso les hace tratar ¿de una manera más o menos inconsciente? de ofrecer una imagen que coincida con el legado que quieren dejar en el mundo.

Uno de los grandes ejemplos en España de este tipo de diarios son los de Andrés Trapiello. Este escritor lleva treinta años publicando sus diarios en una serie titulada El salón de los pasos perdidos. Hasta ahora son más de 20 libros en los que el escritor recoge detalles de su vida literaria, apuntes de lectura, etc.
No obstante, hay que decir que esta modalidad literaria ha sido practicada no solo por escritores, sino por todo tipo de artistas: cineastas, pintores o músicos. Son muchos los grandes nombres de la historia que han dejado un legado en forma de diario, los cuales han permitido que sus seguidores conozcan de primera mano su mundo interior.
Esto ha llevado a la idea equivocada de que los diarios son solo para personas de grandes talentos o, por contra, para adolescentes que guardan sus inocentes secretos bajo llave.
Sin embargo, es importante dejar claro que esto no es así: esta práctica puede convertirse en un hábito muy enriquecedor para cualquier persona, promoviendo beneficios palpables, a distintos niveles, en nuestro día a día.
Diarios personales
Este tipo de diario es el más frecuente entre los aficionados de la escritura. Al no estar concebidos como una obra pública, sino como un espacio donde hablarse a uno mismo, estos textos pierden todo el artificio del ejercicio literario. Hay más verdad en ellos.
Lo cierto es que los practicantes de esta afición reconocen que es la mejor forma de reflexionar, ya que resulta mucho más fácil pensar cuando las cosas han de dejarse por escrito. Además, tenemos un registro de nuestro «estado mental» a lo largo del tiempo y podemos ver cómo evoluciona nuestra percepción de la vida.
Beneficios de llevar un diario
- La principal es que supone una motivación para escribir. Este es uno de los primeros beneficios de llevar un diario; el firme propósito de escribir cada día fija un compromiso que aporta estabilidad emocional a la persona que lo redacta.
La psicología ha demostrado que el ser humano necesita de patrones, horarios y una cierta rutina para sentirse bien consigo mismo. Escribir un diario puede convertirse precisamente en ese punto de referencia que nos dé serenidad. Un lienzo en el que exponer esos pensamientos que no acabamos de ver claros para examinarlos desde otra perspectiva.- No obstante, se puede realizar un acercamiento más flexible a esta afición. De forma que se anima a escribir siempre que se haga con intención e ilusión, largo y tendido, pero al mismo tiempo, sin sentirse obligado a escribir a diario.
- A esto se le suma el hecho de que sirve, como ya se ha indicado, como un medio de expresión. Y al ser la escritura la modalidad más ordenada y eficiente, a la vez que se escribe, el autor del diario va dando coherencia a su paisaje mental, sus pensamientos y sensaciones.
- Finalmente, puede ayudar a tomar decisiones, favorece el autoconocimiento y aporta nuevas herramientas creativas a la vez que mantiene activa la memoria.

Cómo empezar a escribir un diario
Una vez que se ha tomado la decisión de escribir un diario, es importante tener en cuenta cómo empezar, qué materiales utilizar y cómo ir adoptando la rutina para no sentirse superado o perdido, lo que podría suponer un prematuro abandono.
¿A mano o a máquina?
En el mundo de las tablets, los móviles y los ordenadores cabe preguntarse qué sentido tiene escribir a mano un diario, pero ya sabéis que yo soy un firme defensor de las experiencias analógicas o manuales, así que para mi la respuesta es obvia: son experiencias distintas con las que se consiguen resultados (y beneficios) diferentes.
Lo cierto es que éste es un formato que se presta especialmente a ello: los diarios han sido escritos en pequeños cuadernos, con tapas de piel, guardados celosamente en el escritorio o la mesita de noche de los autores. Y, aunque hay opciones para todos los gustos, el sabor romántico de la escritura a mano es la compañía ideal de estas obras.
Escribir un diario con pluma, por ejemplo, se convierte en un placer, un ritual que cada mañana o cada noche conecta al autor con su propio yo: ver cómo la letra se transforma en una continuación natural del movimiento de la mano y construye una historia, una reflexión, un trozo de memoria…, es algo que jamás podrá ofrecer la escritura digital.
Además, la escritura a mano ofrece la posibilidad de pensar más y mejor qué escribir cada vez que el autor se ponga a ello. Dado que supone una implicación mayor que simplemente «teclear», estimula una mayor concisión y coherencia en los escritos.
¿Qué material se necesita para escribir un diario?
Ya decididos por la escritura manual, lo principal es un buen cuaderno o libreta. Desde mi punto de vista, el tamaño ideal es el A5, que ocupa aproximadamente la mitad de un folio. Estas medidas permiten usarlo o trasladarlo cómodamente, aunque es una cuestión de gustos. Puedes visitar nuestras selecciones de diarios organizados (tipo bullet journal) o creativos para obtener ideas.
En cuanto a la herramienta de escritura, mi recomendación siempre será una pluma estilográfica, que dotará de una significación especial a esos momentos reservados para la escritura. No obstante, para los que se decanten por un bolígrafo, la mejor opción serán los de tipo rollerball, los cuales utilizan una tinta fluida que evita esfuerzos adicionales en nuestra escritura.
Además hay gran cantidad de accesorios que pueden facilitarnos las cosas: desde marcadores para señalar páginas a cubiertas que protejan (y adornen) nuestro diario. Pero como dije, son elementos accesorios que acabarán llegando con el tiempo.
Con tan solo el cuaderno y tu pluma o bolígrafo estarás preparado/a para comenzar.
¿Cómo, y qué, escribir en un diario?
Simplemente pon la fecha del día en cuestión. Ese será un comienzo perfecto cada vez que te sientes a escribir. Ya está dado el primer y más importante paso. ¿Y luego, qué?
Un diario supone un ejercicio de orden y reflexión, pero también de autoconocimiento y expresividad.
- Si lo que pretendemos es ordenar nuestros pensamientos, nuestras rutinas y tareas, lo idóneo es intentar seguir el mismo esquema todos los días. Podríamos empezar por el relato de los eventos o pensamientos importantes del día y finalizar con una reflexión al respecto.
- Desde un punto de vista más expresivo podemos conceder más libertad a la estructura y al contenido. Simplemente liberar nuestra mente, escribir sobre lo que nos apetezca, nos ilusione o preocupe.
Con el tiempo descubrirás nuevas posibilidades, como usarlo para planificar cualquier tipo de actividad, seguimiento de nuestra «constancia» en esa nueva rutina que estamos intentando adoptar, diario de gratitud, etc.
Irás descubriendo lo que funciona para ti y lo que no, lo que te apetece hacer y lo que consideras superfluo.
¿El mejor consejo? Probar
Cualquier persona interesada en esta afición puede tener dudas sobre si será adecuada para ella. Hay una forma sencilla de obtener la respuesta: comenzar hoy mismo a escribir ese diario.
Basta con hacerse con los materiales imprescindibles y pensar qué queremos que nos aporte esta práctica, adaptando así nuestro enfoque de trabajo. Entonces, las ideas pueden empezar a fluir sobre las hojas en blanco.
Si te lanzas a empezar un diario, comenta tus primeras impresiones, tus dudas. Nos ayudará a aprender más sobre esta práctica tan personal.
Hace años que «escribo un diario». Y lo entrecomillo porque no me da la sensación de estar haciendo eso. Lo que escribo es más bien una serie aburrida de hechos que se salen en mayor o menor medida de la rutina. Por ejemplo, la última entrada (de ayer) es, literalmente, ésta:
«Casi pierdo el autobús esta mañana, porque como iba un poco tarde he atajado por donde siempre, pero me he encontrado la plaza del quiosco de música cortada por obras, y he terminado dando una vuelta enorme. Hacía años que no corría tanto.»
Interesante a más no poder. Siempre he pensado que me gustaría escribir uno de esos diarios preciosos en los que la gente apunta sus reflexiones, pega unas flores secas, o la foto de algo maravilloso que ha visto, dibuja un pajarito que ha visto en un parque o copia citas sesudas que hacen pensar, todo ello combinando diferentes tipos de caligrafía… Y aquí estoy, escribiendo sobre que casi pierdo el autobu´s.
Quizás el primer paso pueda ser añadir, como sugieres, la parte de reflexión a todas mis entradas del diario. O sea, que necesito hacer ejercicio, porque no puede ser que por correr diez metros eche los bofes. Y ayer fueron bastante más de diez metros.
Sigue sonando muy prosaico, pero quizás sea un buen inicio.
Jaja, eres tremendo Cassoto. Eso sí, creo que tiras de ironía y tu diario no será tan aburrido como insinúas. De todas formas siempre se puede cambiar una dinámica. Personalmente también apunto mis vivencias del día a día, sensaciones, ideas brillantes que no pueden caer en saco roto (las más de las veces leídas), pequeños resúmenes de libros que leo…
Creo que todo depende del momento de cada uno. Si piensas que necesitas expresarte de otra forma ¡adelante! prueba. Hay múltiples caminos. Desde relatar tu día de forma literaria usando un máximo de palabras (un número mínimo ejercitará la imaginación, pon que sean 12) a decidir escribir algo bueno de alguien cotidiano, diferente en cada jornada. Recordar una canción que nos gustaba en la juventud o una poesía, e igual añadir algunos versos por nuestra cuenta.
El fin último es conocerse mejor a uno mismo. Todo depende del enfoque que usemos, si nos analizamos como un espécimen de laboratorio (apuntando fríamente nuestro comportamiento) o probamos una observación participante (desde dentro). Y si lo podemos hacer disfrutando, mucho mejor.
Ánimo. Dale una vuelta a ese diario y engánchate al ejercicio físico…
Me voy a tener que poner a ello, pero creo que, por si acaso desisto en dos meses porque veo que la cosa no tira p’alante, mantendré el actual, con su tono insípido, y llevaré los dos en paralelo, introduciendo alguna de las ideas que mencionas en el nuevo. Empieza la búsqueda del cuaderno perfecto.
Me alegra esa decisión. ¡Suerte con la búsqueda! Personalmente recomendaría un Leuchtturm1917 que es el que uso y con el que estoy muy contento.