En un artículo anterior hablamos de algunos de los beneficios de escribir a mano. Pero, ¿sabías que es una magnífica forma de entrenar tu cerebro?
Esta actividad era algo indispensable en un pasado reciente dónde los teclados aún no habían irrumpido en nuestras vidas. Para los que no somos tan jóvenes, el acto de tomar un bolígrafo o lápiz, y una hoja de papel para escribir un número de teléfono o contar un pensamiento secreto al diario era un acto cotidiano. Hasta las máquinas de escribir estaban relegadas a la oficina o el estudio del escritor.
Ahora, utilizar estos elementos parece desfasado para muchos. Pueden transcurrir días en que no ejercitemos esta actividad que nos era natural desde los primeros meses de la escuela. Utilizamos nuestra caligrafía demasiado poco, quizás para firmar un documento, rellenar una postal o escribir una carta para alguien especial.
Pero más que la fascinación por lo antiguo o el encanto y el toque personal que la tecnología no reemplaza, escribir a mano tiene muchos efectos beneficiosos para nuestro cerebro.
estimula al unísono tres áreas diferentes
Si tienes dudas de las ventajas que tomar un papel y un bolígrafo reportan a tu cerebro, he aquí la primera y más evidente: cuando escribes se activan de forma simultánea la corteza visual, las áreas motoras y las zonas cognitivas de tu cerebro. Este acto que nos era habitual en la época escolar, moviliza redes neuronales específicas que desarrollan áreas cognitivas durante nuestro proceso de aprendizaje.
Pero los beneficios neurológicos de escribir van mucho más allá. Está demostrado que en las personas adultas el ejercicio de la caligrafía estimula la llamada memoria prospectiva, que está relacionada con nuestra capacidad de planear y ejecutar acciones a realizar en el futuro.
Para que tengas una idea más clara del tipo de memoria de la que hablamos, seguro que más de una vez has llegado a un sitio y te has quedado preguntándote que es lo que ibas a buscar allí. Esa es precisamente el tipo de memoria que escribir a mano fortalece y desarrolla: la habilidad de recordar y concatenar acciones para llegar a un determinado objetivo.
Esta “memoria del futuro” no es la única que se beneficia con la caligrafía. La memoria semántica también se entrena cuando escribimos a mano. Ésta es la capacidad de almacenar la información conceptual con la que hayamos tenido contacto, asimilada sin necesidad de asociarla a ninguna experiencia concreta.
Todo esto parte de la convicción de que cuando escribimos a mano recordamos esa información con más claridad. El ejercicio que conlleva enlazar los movimientos de la mano sosteniendo la estilográfica, la vista revisando nuestra caligrafía y la mente hilvanando nuestros pensamientos en palabras escritas, hacen que la información se registre de forma más permanente.
permite comprender mejor las emociones
Es indiscutible que la escritura a mano es mucho más personal que teclear en un dispositivo, pues nos conecta con el plano de nuestras emociones.
Escribir es un ejercicio que permite canalizar los pensamientos y da salida a esos sentimientos que nos conmueven y a veces laceran: ponerlos organizados sobre el papel es una experiencia de libertad y relajación. Esta forma de escritura ni siquiera necesita de otro lector que no sea nosotros mismos, por lo que la caligrafía se convierte en una terapia personal que nos ayuda a reconocer y controlar nuestras emociones.
¿Estás angustiado por un pensamiento recurrente o una preocupación que no te deja concentrarte? La próxima vez toma papel y lápiz, y trata de expresar tus ideas con palabras. El mero hecho de transformar las imágenes mentales en frases fuerza al cerebro a interpretar nuestros sentimientos y organizarlos de forma coherente.
Una vez escritos los pensamientos, emociones, dudas y miedos quedan atrapados entre las líneas. Posteriormente podemos revisarlos de forma racional para comprender hasta qué punto nos están afectando y cuál es la mejor estrategia a seguir para que no nos dominen.
Nada de redes sociales ni la tentación de airear nuestra vida privada frente a extraños: escribir para nosotros mismos mejora nuestra salud mental y contribuye al autoconocimiento.
organiza y estructura la información
No es casual que el comienzo de la civilización se marque con la aparición de la palabra escrita. Nuestro desarrollo como especie está íntimamente ligado a la escritura. Sólo a través de ella fuimos —y somos— capaces de transmitir de forma segura nuestros conocimientos y la información que necesitan otros para aprender de nuestra experiencia, trascendiendo así limitaciones espaciales y temporales.
Por otra parte, también es algo muy necesario a título personal pues cuando escribimos nuestro cerebro funciona a plena capacidad y establece conexiones que no podemos lograr simplemente con el pensamiento o el habla.
Quienes escriben a mano también tienen una mejor capacidad lectora por su relación más íntima con la palabra. Esta misma capacidad también nos permite organizar la información pertinente sobre determinado tema y dejar a un lado lo superfluo. Así, es habitual que los estudiantes más aplicados tomen notas a mano, pues ningún dispositivo puede discriminar lo importante de forma tan efectiva como un cerebro atento al profesor, un lápiz y un cuaderno.
fomenta la creatividad
Ni los escritores consagrados (o precisamente ellos, podríamos decir) han renunciado al acto ritual de ligar la escritura manual al proceso de creación. Ahora que casi todos llevamos en el bolsillo nuestros teléfonos, más que dictar notas de voz o teclear ideas en un procesador de texto, aquellos nunca olvidan la complicidad de un cuadernillo y un buen bolígrafo. La libertad de la escritura a mano estimula el proceso creativo y permite que el talento fluya.
Es cierto que no se pueden negar los avances tecnológicos y que es necesario adaptarse a ellos. Las herramientas modernas proporcionan funcionalidades excelentes en términos de edición, corrección y posibilidad de transmitir información y conocimientos a los demás. Pero estas herramientas son solo tan efectivas como la persona que las emplea.
Por otra parte hemos visto que la escritura manual está ligada a la historia y capacidades del ser humano, tiene una profundidad e importancia mucho mayor en la configuración del mundo actual. Y no sólo historia, también en el presente su práctica resulta de gran utilidad desde múltiples perspectivas. Por nuestra parte, no nos cansaremos de promover esta afición que tan importante ha sido para la creación, y recreación, de nuestro mundo.
Me llamo Álex Padrón y soy un escritor compulsivo: a mano, a máquina, en ordenador, en mi cabeza…lo que importa es seguir contando historias. Y si no estoy escribiendo, lo más posible es que lea. ¡Nos vemos en mi choza!
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