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La literatura ha configurado lo que somos como sociedad y aún lo sigue haciendo envolviéndonos en su embrujo desde la infancia. Es una manifestación de lo más sublime (o terrible) del ser humano, una exploración de lo que es y de lo que podría ser. Analizamos las claves que distinguen lo que es literatura de lo que no.
Etimológicamente, Literatura está ligado a litaritura/litteratura; letra escrita, y en un sentido más amplio al lenguaje y la comunicación. Desde antiguo se ha entendido como una búsqueda de la belleza que hay en la realidad a través de la palabra.
Aunque se asocia mayoritariamente con su forma escrita, una parte importante de la literatura (incluida la etapa más prolongada, previa a la civilización y la entrada en la historia) es de transmisión oral.
DEFINICIÓN DE LITERATURA
Tras múltiples intentos, que parten de La poética de Aristóteles, no se ha llegado a un consenso sobre la definición de literatura, un campo vastísimo y de contornos difusos al que por ejemplo, desde la crítica literaria, se define como el conjunto de textos que son producto del arte de la palabra (J. Domínguez Caparrós).
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Sí que existen ciertos aspectos claves que permiten definir los contornos de esta poderosa manifestación humana:
- Estética: esta noción se relaciona con la belleza y la perfección, así como con la transmisión de la misma. Una obra literaria busca generar impresiones relativas a dicha belleza.
- Ficción: la literatura es un representación de la realidad pero no es la realidad. Aunque se base en un suceso o experiencia real el texto estará impregnado de la visión particular del autor, lo que añade ese carácter ficticio.
- Verosimilitud: a pesar de su carácter subjetivo es importante el establecimiento de un acuerdo tácito entre lector y escritor en el que aquel sabe que lo que se cuenta no es real, pues esta condicionado por la imaginación del autor, pero sí demanda que la propuesta literaria tenga un sentido, que sea verosímil. Y es que un escritor no cuenta sólo lo que ya ha pasado, sino lo que podría suceder. Es una forma de explorar mundos posibles.
- Lenguaje connotativo: predomina el interés por el significado profundo y simbólico de la palabra más allá del meramente formal o enciclopédico. Es frecuente que el mensaje tenga cierta ambigüedad lo que deja abierta la interpretación.
- Audiencia: no se dirige a una audiencia específica, sino a cierta «sensibilidad» cultural accesible por todos.
OTRO ACERCAMIENTOS
Diversos teóricos han incidido en otras facetas de la creación literaria que pueden ayudarnos a clarificar su complejos contornos:
- T. Todorov sostiene que “la literatura es un medio de tomar posición frente a los valores de la sociedad; digamos de una vez que es ideología. Toda literatura ha sido siempre ambos: arte e ideología”.
- J. Xirau apunta que “la literatura, como el arte, es una de las formas más altas de conciencia, es una forma de conocimiento y de autorreconocimiento”.
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¿QUÉ NO ES LITERATURA?
Los textos no literarios ofrecen una imagen negativa, la otra cara de la moneda, de las características de la literatura. En general tienen una finalidad informativa o expositiva, estando muy ligados a la realidad objetiva/científica/consensuada definiéndose por las siguientes claves:
- No ficción: su objetivo es transmitir un mensaje lo más cercano posible a la realidad externa al individuo según la percibe la colectividad.
- Lenguaje denotativo: por lo tanto usa un lenguaje ceñido al significado más consensuado de cada palabra, no hay espacio para ambigüedad e imprecisión.
- Audiencia específica: dado que la obra no literaria tiene una finalidad práctica (enseñar, informar, influir), está dirigida a un colectivo concreto.
Como ejemplos de textos que no se consideran literatura tenemos los artículos científicos o periodísticos, informes, textos académicos y publicitarios, etc.

En definitiva, la literatura es un arte, y como tal incorpora la imaginación, la inventiva, el espíritu humano a sus creaciones. No es una mera transcripción de datos sino una toma de postura, un ensalzamiento de la experiencia que es vivir.
¿Entonces, querido lector/a… nos animamos a hacer literatura?, ¿o más bien deberíamos preguntarnos si podríamos dejar de hacerla?
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