
En este artículo repasaremos los diferentes estilos de plumín que han exhibido las plumas a lo largo de su historia. Algunos de los mismos sólo pueden encontrarse en plumas descatalogadas pues hay un diseño que ha terminado imponiéndose sobre los demás.
Cuando pensamos en una estilográfica, lo normal es que nos venga a la mente la imagen de una elegante herramienta rematada en un plumín vistoso, de formas sinuosas y finamente decorado. Es normal, es el tipo más utilizado a lo largo de la historia bicentenaria de la pluma, algo que no puede ser casualidad.
Pero como siempre, hay gustos que buscan estéticas y funcionamientos alternativos, diferenciarse y transitar nuevos caminos. Así, a lo largo del siglo XX aparecieron atractivos diseños que compitieron con esa concepción “tradicional” del plumín, los cuales trajeron aire fresco y un abanico de posibilidades que, por desgracia, parecen estar desapareciendo.
ESTILOS DEL PLUMÍN
Como ya comenté en la intro, la concepción del plumín viene determinada por su “relación” con la boquilla/cuerpo de la pluma, lo que determinará características como:
- facilidad de remoción y reparación
- diseño y estética
- propiedades del plumín, como resistencia al secado o flexibilidad
Podemos tener, entonces, otra forma más de categorizar a las plumas y un nuevo enfoque para estimular nuestra exploración. ¿Quién sabe?, puede que después de una fase de probar plumas alemanas o alguno de los tipos especiales de plumín (como los caligráficos), pasemos una temporada en la que sólo queramos usar las discretas estilográficas carenadas.
Plumín estándar o expuesto
Es el tipo más habitual. El primero que apareció siguiendo la estela de las plumas de inmersión (dip pen) y el que, a pesar de la diversidad de “rivales” que surgieron durante el siglo pasado, se mantiene como el más utilizado con mucha diferencia.

Entre sus características podemos destacar:
- tienen una mayor libertad en su relación con la boquilla (muchos se pueden separar fácilmente tirando de ellos, funcionando como una pieza independiente).
- disponen de una variedad de diseños y facilidad de reparación-recambio mucho mayor que otros formatos.
- presentan mayor superficie expuesta a la vista, lo que permite recrearse en la ornamentación. No obstante, esa exposición hace que la tinta se seque rápidamente cuando no está colocada la tapa.
No todos los plumines expuestos (o abiertos) siguen la forma clásica romboidal. Por ejemplo los utilizados por Lamy o la Parker Jotter, adoptan formas más modernas, proponiendo geometrías más simples y rectas que se alinean con el perfil de la boquilla.
Carenado y semicarenado
El estilo carenado (hooded) se asocia a una marca y un modelo: la mítica Parker 51. Este revolucionario producto supuso la “entrada en la modernidad” de la estilográfica, dando un nuevo impulso a su uso a mediados del siglo XX. Debido a su gran éxito, este diseño fue utilizado por posteriores modelos de la marca y copiado por infinidad de competidores.

Se llama así (carenado) por estar casi totalmente oculto en el interior del cuerpo de la pluma. Únicamente están expuestos los milímetros de punta necesarios para escribir. En los semicarenados la proporción visible del plumín es sensiblemente mayor, siendo un perfecto ejemplo otro antiguo modelo de Parker, la 45.
Esta configuración presenta ciertas ventajas:
- aumenta el tiempo que la pluma puede pasar destapada sin que se seque la tinta.
- permite un agarre más cercano a la punta que, para ciertos usuarios, puede resultar más cómodo o preciso.
- estética más discreta y minimalista.
No obstante, a pesar de que puede mejorar ciertos aspectos funcionales, el plumín “escondido” reduce en buena parte la imagen exclusiva y ornamental de la estilográfica, aspecto que puede ser decisivo para ciertos usuarios.
En la actualidad, esta tipología sólo se puede encontrar en modelos chinos que se inspiran (con mayor o menor grado de originalidad) en la P51, como la Hero 100, la Wing Sung 601, o la Jinhao 51a.
En cuanto al semicarenado, tiene su representante más exitoso en la Lamy 2000.
plumín insertado
Nos encontramos aquí con que el plumín tiene una parte insertada (inset) en una estrecha ranura del cuerpo, al que se une mediante un adhesivo. Frente a los plumines incrustados o integrales, estos forman una pieza separada con respecto a la boquilla, percibiéndose un cambio de relieve entre ambos componentes.
Fue también popular en ciertas épocas del siglo pasado, con bellos modelos como la Waterman CF.

¿Qué caracteriza a las plumas que lo utilizan?
- Otorga una estética distintiva y elegante, con un plumín que se adapta mejor al contorno general de la pluma.
- El alimentador queda casi totalmente oculto en el cuerpo.
- Remover el plumín se convierte en algo muy complicado, en ocasiones sólo al alcance de un profesional.
En la actualidad su cuota de mercado se ha reducido mucho, perviviendo tan sólo un puñado de ejemplares como la sofisticada Waterman Caréne o la Pilot Élite 95 S.
Plumín incrustado
Si el plumín carenado se asocia a un mítico fabricante de plumas, el incrustado (inlaid) lo hace a otro: Sheaffer. Este refinado diseño fue introducido por primera vez en 1959 con la Sheaffer PFM y, aunque su demanda también ha disminuido notablemente, aún está presente en ciertos modelos como la suntuosa Sheaffer Legacy.

En este caso el plumín está incrustado en la superficie de la boquilla, explorando así una forma de integración diferente al insertado, pues todo el cuerpo del plumín se observa desde el exterior.
- Exclusivo e inolvidable diseño, que aúna materiales de cuerpo y boquilla (resina y metal) en un mismo perfil sin discontinuidad alguna.
- De nuevo es imposible la manipulación del plumín. Por lo que un desperfecto importante supondría el cambio del conjunto completo (boquilla-plumín).
Plumín integrado
Y llegamos al último y definitivo paso en la asimilación del plumín en el cuerpo de la pluma: el plumín integrado.
En los años 70, inspirados por el hito tecnológico de la llegada del hombre a la luna, los fabricantes intentan alcanzar lo que consideran el diseño más puro posible: barril, boquilla y plumín componiendo una sola pieza. El primer representante de esta vanguardista, aunque fallida apuesta, fue la Parker T1. Posteriores modelos intentarían insuflar vida a este formato (Parker 50, Pilot Myu y Murex), pero su propuesta nunca acabó de cuajar.

En cuanto a sus pros y contras, podemos decir:
- Propone un estilo minimalista e insuperablemente moderno para la época.
- Nula operatividad en términos de mantenimiento.
- En cuanto a la practicidad, no puede competir con las configuraciones más estándar.
Termina aquí este repaso a los estilos de plumines que reinaron a lo largo del siglo pasado. Creatividad y tecnología se fundieron para reflejar el espíritu de cada época, con la intención de lograr mejores desempeños y estéticas aún más exclusivas.
No obstante, el objetivo último de todos ellos, desbancar al plumín tradicional, tendrá que esperar a nuevos diseños.
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